Colette y Jean-Pierre me esperaban. Cené en casa de ellos. Me
han acompañado hasta aquí. La ventana estaba negra; siempre estará
negra. Subimos la escalera, ellos dejaron las valijas en el living. No quise que Colette se quedara a dormir: tendré que acostumbrarme.
Me senté delante de la mesa. Estoy sentada.
Y miro esas dos puertas: el escritorio de Maurice; nuestra habitación.
Cerradas. Una puerta cerrada, algo que acecha detrás. No se abrirá si
yo no me muevo; jamás.
Detener el tiempo y la vida.
Pero sé que me moveré. La puerta se abrirá lentamente y veré lo que hay detrás
de la puerta. Es el porvenir. La puerta del porvenir va a abrirse.
Lentamente.
Implacablemente. Estoy sobre el umbral. No hay más que esta
puerta y lo que acecha detrás. Tengo miedo. Y no puedo
llamar a nadie en mi auxilio.
Tengo miedo.
-La Mujer Rota. Simone de Beauvoir
junio 28, 2009
Quiero confesarte que todo este remolino de absurda relatividad lo entendí al fin esta noche
junio 28, 2009
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